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Basic routine: Dale amor a tu piel sensible con esta rutina

Basic routine: Dale amor a tu piel sensible con esta rutina

Apapacho a tu piel sensible desde lo básico

Tu piel habla por ti, y cuando es sensible, habla aún más fuerte.

Se irrita fácilmente, reacciona con el clima, y cualquier producto equivocado puede ser su peor enemigo.

Pero no te preocupes: no necesitas mil pasos ni fórmulas mágicas.

Nosotras te compartimos una rutina básica, efectiva y muy amorosa que te permitirá sentir tu piel más tranquila, cuidada y feliz.

Cuando en OPB hablamos de piel sensible, hablamos de una piel que necesita atención especial, pero no necesariamente complicaciones. 

La clave está en simplificar y elegir bien.

Con esta guía, vas a poder armar una rutina diaria que se adapte a ti y que se convierta en ese momento de autocuidado que tanto mereces.

1. Limpieza suave, el primer gesto de amor

El primer paso de toda rutina de skincare es la limpieza.

Pero si tienes piel sensible, es fundamental elegir un limpiador que respete el equilibrio natural de tu rostro.

Evita los jabones convencionales, sobre todo los que hacen mucha espuma o contienen fragancias fuertes.

Busca en su lugar una fórmula con pH neutro, sin sulfatos ni alcohol, que limpie sin agredir.

Cuando te lavas la cara, hazlo con movimientos circulares y delicados, como si estuvieras haciendo un pequeño masaje.

Usa tus dedos o una toallita de microfibra muy suave.

Este momento puede ser terapéutico si lo conviertes en una pausa para ti.

Tu piel va a agradecer que la trates con esa delicadeza desde el primer paso del día.

2. Agua tibia, no caliente: Tu nueva mejor amiga

El agua caliente puede parecer tentadora, especialmente en las mañanas frías o después de un día largo.

Pero para tu piel sensible, es mejor evitarla.

El calor excesivo debilita la barrera cutánea, eliminando sus aceites naturales y dejándola vulnerable.

Elige siempre agua tibia: es mucho más amable y suficiente para limpiar eficazmente.

Este pequeño cambio de hábito puede marcar una gran diferencia.

Cuando uses agua tibia, tu piel se sentirá menos tirante y podrá mantener su hidratación natural.

Además, al evitar el choque térmico, estarás reduciendo las posibilidades de rojeces y reacciones innecesarias.

3. Tónicos calmantes: Equilibrio sin agresión

Muchas veces subestimamos el poder del tónico.

Para pieles sensibles, un buen tónico puede hacer maravillas: ayuda a restablecer el pH, refrescar la piel y prepararla para recibir los siguientes productos.

Busca opciones con ingredientes calmantes como agua de rosas, manzanilla o aloe vera.

Asegúrate de que no tenga alcohol ni fragancias sintéticas.

Puedes aplicarlo con un algodón suave o directamente con las manos limpias, dando toquecitos sobre el rostro.

Notarás una sensación de alivio inmediata, sobre todo si tu piel está irritada o reseca.

Nosotras creemos que este paso es como un suspiro de frescura para tu rutina diaria.

4. Hidratación ligera, pero constante

La hidratación es el pilar de una piel equilibrada, especialmente si es sensible.

Incluso si no tienes la piel seca, necesitas mantenerla hidratada para reforzar su barrera protectora.

Elige una crema con ingredientes humectantes como ácido hialurónico, ceramidas, avena coloidal o manteca de karité.

La textura también importa: si tu piel es mixta o grasa, opta por geles o lociones ligeras.

Si es seca, una crema más densa te beneficiará.

Aplícala con movimientos suaves, sin frotar.

Este paso es esencial tanto de día como de noche para mantener tu piel flexible y protegida.

5. Protección solar, todos los días, sin excusas

La exposición al sol puede agravar mucho la sensibilidad de tu piel.

Por eso, el protector solar debe ser tu aliado diario, incluso si está nublado o no sales mucho.

Busca un protector solar físico (mineral) con óxido de zinc o dióxido de titanio, que suelen ser mejor tolerados.

Aplícalo generosamente como último paso de tu rutina de mañana, y reaplica cada dos horas si estás expuesta al sol por periodos largos.

No subestimes este paso: es una de las mejores formas de prevenir enrojecimientos, manchas y envejecimiento prematuro.

6. Ingredientes que abrazan, no que agreden

Con piel sensible, cada ingrediente cuenta.

Lo ideal es elegir productos con listas cortas y claras.

Evita alcohol, fragancias artificiales, parabenos y colorantes.

En cambio, abraza ingredientes como niacinamida, alantoína, pantenol y extractos de plantas calmantes como la manzanilla o la centella asiática.

Cuanto más minimalista sea tu rutina, mejor.

A veces menos es más, y tu piel agradecerá una rutina que no la sobrecargue.

Nosotras siempre sugerimos probar nuevos productos en una pequeña zona primero, para asegurarte de que tu piel los reciba bien.

7. El arte de no sobreexfoliar

Exfoliar ayuda a eliminar células muertas y a renovar la piel, pero cuando tienes piel sensible, este paso debe hacerse con mucha cautela.

Evita los exfoliantes físicos que contienen partículas gruesas.

En su lugar, puedes usar exfoliantes químicos suaves como el ácido láctico o los PHA, que son más gentiles.

Hazlo solo una vez por semana y observa cómo reacciona tu piel.

Si ves enrojecimiento, ardor o sensibilidad prolongada, es mejor espaciar más su uso o incluso suspenderlo.

La exfoliación debe ser un apoyo, no un castigo para tu piel.

8. Mascarillas: Un detalle extra

Incluir una mascarilla calmante una o dos veces por semana puede ser una forma deliciosa de consentir tu piel.

Hay muchas opciones formuladas específicamente para pieles sensibles: con arcillas suaves, aloe vera, caléndula o ácido hialurónico.

Evita aquellas que se secan completamente sobre la piel o que se retiran con fricción.

Las mascarillas de tela también son una buena opción, siempre que no contengan fragancias fuertes.

Aprovecha ese momento para relajarte y recargar energías mientras tu piel recibe todo el beneficio.

9. Escucha a tu piel: Ella sabe lo que necesita

Tu piel te habla todo el tiempo. Si algo te arde, pica o enrojece, es una señal.

Aprender a identificar qué te hace bien y qué no es parte del proceso.

No necesitas seguir todas las tendencias o comprar todos los productos de moda.

La personalización es clave.

Tú eres la mejor experta en tu piel.

Tómate el tiempo para observarla, probar productos con paciencia y ajustar tu rutina según lo que necesites en cada momento.

Estar en contacto con tu piel es parte del autocuidado profundo.

10. Constancia antes que perfección

No se trata de tener la rutina perfecta, sino de ser constante.

La piel sensible necesita tiempo para adaptarse y sanar.

Con pequeños gestos diarios, vas a ver grandes resultados.

La clave está en mantener una rutina que puedas sostener en el tiempo.

No te frustres si un día te saltas un paso o si un producto no te funciona.

Se trata de un proceso, y cada paso que das es un acto de amor hacia ti misma.

Celebra esos avances y sigue construyendo una rutina que te haga sentir bien, por dentro y por fuera.

Cuida tu piel como cuidas lo que amas

Cuidar tu piel sensible no es complicado si lo haces desde el amor.

Se trata de entenderla, protegerla y nutrirla con gestos simples, pero constantes.

Nosotras estamos aquí para recordarte que no necesitas seguir cada tendencia del skincare: solo necesitas una rutina pensada para ti.

Dale a tu piel ese cariño que se merece y conviértelo en tu ritual diario de autocuidado.

Porque cuando te cuidas con amor, se nota en cada detalle… y tu piel también lo siente.

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